viernes, 21 de julio de 2017

LA LITERATURA

¿Se le está dando la adecuada orientación hacia las artes, especialmente a la literatura en nuestros espacios escolares? ¿Qué debemos hacer para lograr que nuestros jóvenes le presten más oído y al sentir de las palabras, de su conocimiento, de su importancia como acontecimientos de separar la historia de la prehistoria? ¿Por cuáles razones  nuestros estudiantes no leen para pasar sus momentos de ocio? Hace días leí la siguiente pregunta en google: ¿Vale la pena estudiar Literatura? me conseguí con un montón de respuestas que cada vez me sorprendía, algunas iban orientadas hacia la parte económica (si es rentable o no), otras hacia la pérdida de tiempo…Lo qué me llevó a pensar en lo que estamos haciendo para promover el amor y la pasión por la literatura; sin embargo, hubo respuestas que me recordaron lo transcendental de la literatura para cualquiera que la pueda conocer a fondo, para ello debemos como pedagogos encaminados a la enseñanza de la literatura, acercarla a nuestros estudiantes, a nuestros hijos, no como una asignatura, la literatura es sencillamente un arte, un arte que mezcla todo lo que conocemos y todo lo que nuestros sentidos son capaces de hacernos sentir, para luego de disfrutarlas podamos compartirlas con los demás gracias a lo mágico que es el lenguaje, bien sea oral, escrito o de signos
Resulta pues necesario que, desde edades tempranas se ejecute un adecuado y sobre todo sensible acercamiento de la literatura a los niños. Aprovechando al máximo que en estos predomina la memoria explicita, encargada de guardar experiencias que tuvieron posibilidad de verbalizarse, es decir, que fueron conscientes y se pudieron pensar , pero luego fueron reprimidas (olvidadas), entre otras cosas, por su carácter traumático. Tenemos sin duda educarnos y reeducarnos en la valoración de las artes en nuestros espacios escolares, es nuestro deber y compromiso hacer sentir la literatura desde el conocimiento de las palabras en unión con lo que nos hacen SENTIR.
Este acercamiento va de la mano con la lectura, en esta etapa tenemos que como docentes conocer y saber diferenciar la literatura de la pseudoliteratura, en esa etapa deberíamos saber la diferencia que tiene una poesía de versos libres y cargados de imágenes, envuelto en un exquisito campo semántico y lo que es una “poesía” orientadas a un fin moralizante y castrante.
Un buen oyente resulta, casi siempre, ser un buen Hermes de la literatura, para ello debemos ser conscientes del sabor de las palabras, de las motivaciones y sensaciones que nos producen y que podemos producir en los demás.
Otro aspecto que debemos tomar en consideración en el adecuado acercamiento al niño o niña hacia la lectura, es la ambientación, una biblioteca es uno de los objetos que los venezolanos pocos exhibimos en nuestros  hogares; la ambientación, resulta entonces ser una amiga a la hora de orientar sobre la pasión por las letras, en edades tempranas el infante se siente tranquilo y en armonía con lo que conoce, están ávidos de conocimientos y sobre todo con un adecuado desarrollo mental para la formación de hábitos originados por la estimulación mediante la lectura  y como consecuencias de selección en lo sucesivo.
Apropiarse de lenguaje resulta una de las más adecuadas maneras para expresar de manera sutil el pensamiento. Escribir no es otra cosa que todo un proceso que engloba pensamientos y sentimientos, debe estar fundida con nuestra propia experiencia, somos nosotros quienes nos conocemos, sabemos cuando escribimos sobre flores cuáles son las adecuadas, la que riman con nuestras emociones, las que significan más de lo que dices de ellas, las inolvidables….
Otro aspecto, sin duda imprescindible para acercarnos a la literatura  es la valoración que le damos a las palabras, para algunos teóricos la palabra es un conjunto o secuencia de sonidos articulados, que se pueden representar gráficamente con letras, y por lo general, asocian un significado; para mí, ellas son un conjunto de acciones que empleamos para hacernos entender, entre ellas están sus clasificaciones como por ejemplo, las palabras asertivas, las interrogativas, las compromisorias… A estas últimas deberíamos prestar una adecuada atención, día con día nos damos cuenta como nuestra credibilidad ha ido en picada, pues se ha hecho mal uso de la misma y esto lleva a consecuencias poco satisfactorias como por ejemplo, poner en duda nuestras futuras acciones, la confianza, el valor de compromiso… En definitiva el valor de la palabra.
A mis queridas participantes, les diré que llegará un momento (si es que aun no ha pasado) en que llegarán a sentir la palabra en cada poro, en cada ojeada de un texto, en cada fonema, en cada recuerdo…Es allí cuando serán conscientes que el estudio de las letras va más allá de conocimientos gramaticales, sintácticos, morfológicos, fonológicos y pragmáticos; estudiar literatura lleva de la mano el conocimiento de nuestros propios huesos y carnes, el propio conocimiento de la naturaleza humana y eso sin duda es el verdadero compromiso de esta arte: el valor que le damos a las palabras.
Liliana Sulbarán
21/07/17

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